Estrategia Nacional para una Alimentación Saludable, Justa y Sostenible

La Estrategia Nacional para una Alimentación Saludable, Justa y Sostenible tiene como objetivo general contribuir a la realización progresiva del derecho a la alimentación adecuada,  basado en el informe del Grupo de Alto Nivel de Expertos en Seguridad Alimentaria y Nutrición y en el Tablero de Sistemas Alimentarios (Food Systems Dashboard).

Todas las personas deben tener derecho a una alimentación adecuada que satisfaga los requisitos mínimos de supervivencia, desde el punto de vista nutricional para su salud y bienestar. Para esto se requiere un abordaje que considere como un sistema todos los procesos que van desde la producción de alimentos hasta los resultados en materia de nutrición y salud.

Sus objetivos específicos son: 

  1. Articular la política del sistema agroalimentario a nivel institucional y de participación social para mejorar las condiciones de salud, económicas, sociales, culturales y ambientales de la población mexicana.

  2. Fomentar la participación social, la implementación de regulaciones pertinentes, la innovación y la gestión de entornos sostenibles para la alimentación saludable y la actividad física.

  3. Facilitar el acceso a una alimentación saludable, justa y sostenible por medio de la articulación de cadenas agroalimentarias desde la producción hasta el consumo.

  4. Favorecer cambios en los estilos de vida por medio de la promoción de una alimentación saludable y sostenible.

El vínculo entre los sistemas alimentarios y el impacto en nutrición y salud son las dietas, que a su vez influyen en el uso de agua, tierra, biodiversidad y cambio climático. La mala nutrición es un problema importante en México, abarca el espectro de desnutrición, deficiencia de nutrimentos, así como sobrepeso y obesidad. Estos problemas pueden perpetuar la pobreza y repercutir en efectos más amplios a nivel económico y de equidad social.

Los problemas complejos en salud, como obesidad, que constituyen el último eslabón del sistema agroalimentario, requieren intervenciones armónicas planteadas a diferentes niveles. De hecho, si la prevención de la obesidad se realiza desde la complejidad de los sistemas de alimentación, considerando las problemáticas de la producción hasta el consumo, el énfasis se enfoca a los entornos alimentarios y se articulan otros sectores de forma complementaria.

 

Si no se abordan las intervenciones desde una visión sistémica, existe el riesgo de generar políticas fragmentadas, traslapadas o contradictorias

 

 

En México no existe un sistema de alimentación homogéneo, el sistema agroalimentario está conformado por un conjunto de subsistemas de alimentación regionales. Esto propicia que en el país el acceso físico y económico a dietas saludables, sostenibles, y culturalmente apropiadas para todas las personas sea desigual. Debido a esto, las crisis sanitarias más grandes de la época moderna están reflejada en las epidemias de sobrepeso, obesidad y sus enfermedades asociadas como la diabetes y la hipertensión.

En nuestro país el sobrepeso y la obesidad se han convertido en una epidemia con carácter de emergencia sanitaria

  • La población mexicana vive en promedio 4.2 años menos debido al sobrepeso. 

  • El sobrepeso y obesidad representa el 8.9% del gasto en salud y reduce el producto interno bruto de México en un 5.3 %.

  • Las tres cuartas partes de la mortalidad total está asociada a padecimientos crónicos relacionados con la obesidad.

  • Los patrones dietéticos amenazan la salud de la población, esto se refleja en el estado de nutrición y los altos consumos de alimentos y bebidas ultraprocesados. 

  • Los patrones alimenticios se fomentan desde los primeros días de vida, incluyendo la gestación y los dos primeros años, en México el 49.9% de niñas y 46.5% de niños entre cero y 23 meses de edad ya consumieron bebidas azucaradas (ENSANUT, 2018).

  • En los niños y niñas de 12 a 23 meses el 18% consumió fórmula infantil, 64.5% ya consumió bebidas azucaradas, y el 86% ya consumió cereales endulzados, pan dulce, galletas, snacks y postres

  • Más del 85% de niñas y niños en edad escolar consumen bebidas azucaradas con regularidad.

 

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