¿Qué es el Sistema Agroalimentario?

Un avance significativo en la comprensión de los desafíos en la búsqueda de la seguridad y soberanía alimentaria es resultado de la creciente atención que se presta al concepto de sistemas agroalimentarios en la comunidad de investigación internacional; mismo que ha en función de la disciplina y marcos analíticos de abordaje:

A. Desde la economía alimentaria y sociología rural, año 1979: “el conjunto de las actividades que concurren a la formación y a la distribución de los productos alimentarios y, en consecuencia, al cumplimiento de la función de la alimentación humana en una sociedad determinada” (Malassis, 1979).

B. Desde la sociología: “Un área de estudio destinada a comprender la forma como se abastece de alimentos una sociedad, las relaciones que se establecen entre los actores que intervienen en dicho proceso, y las consecuencias sociales que se derivan de lo anterior” (Mauleón, 2004).

C. Con visiones de cambio ambiental global, luego de la crisis financiera, año 2008: “Conjunto de interacciones entre los ambientes biogeofísicos y humanos, que determinan la producción hasta el consumo, que tienen implicaciones en seguridad alimentaria, seguridad ambiental y bienestar social”.

D. Desde la economía de los ecosistemas, año 2018: “subsector ecoagroalimentario  en el que no se suelen incluir las consideraciones ecológicas”, donde el término "eco-agri-food" (TEEB, 2018).

E. Dado que los sistemas agroalimentarios poseen interacciones entre y dentro de los ambientes biofísicos y humanos pueden ser vistos como sistemas acoplados que interactúan. Para este proyecto se tomó el concepto: “El Sistema agroalimentario es el complejo que abarca todas las actividades relacionadas con la producción y distribución de productos alimentarios y, en consecuencia, al cumplimiento de la función de la alimentación humana en una sociedad determinada. Agrupa a la cadena de actores y sus modos de vida; factores socioeconómicos y ecosistemas que interactúan en el espacio-tiempo y que están involucrados con la producción, procesamiento, distribución y consumo de alimentos. Un sistema agroalimentario abarca la cadena de valor de los alimentos porque incluye la secuencia de actividades, desde la producción en el campo, hasta el consumo en la mesa del consumidor”.

El estudio de los sistemas agroalimentarios hace especial énfasis en el procesamiento y la comercialización del alimento, y en las múltiples transformaciones que éstas conllevan. Su dinámica está regulada por factores y sistemas ambientales, sociales, económicos, culturales y de política pública que inciden en la producción alimentos. El sistema agroalimentario juega un papel importante sobre la salud de las personas porque todos los elementos que lo componen impactan directamente sobre la elección- consumo de las dietas. Es decir, si visualizamos al sistema agroalimentario como un sistema complejo y dinámico, los puntos de entrada y salida son: las cadenas de suministro del alimento, los entornos alimentarios a los que están expuestas las personas, y el comportamiento de los consumidores respecto a la elección de una dieta de acuerdo con sus preferencias culturales.

Un sistema agroalimentario visto como un sistema adaptativo complejo cuyo comportamiento emergente puede surgir en múltiples niveles y escalas del sistema (por ejemplo, espacial, temporal, jurisdiccional) como consecuencia de la interacción de numerosas entidades. Las condiciones sociales y naturales co-evolucionan de tal manera que los cambios en una provocan adaptaciones en la otra. Por lo tanto, es de esperar que se produzcan sorpresas en el comportamiento del SSE alimentario, lo que hace que la creación de capacidades de adaptación y transformación sea importante para gestionar la vulnerabilidad, la resistencia y la solidez del sistema (Ericksen, 2008).

Figura 1. Esquema de sistema socioecológico agroalimentario

La globalización del sistema agroalimentario en los últimos 50 años ha crecido sostenidamente, debido a transportes y comunicaciones más baratas, a la reducción de las barreras comerciales y los aranceles agrícolas. Tiene algunos componentes importantes: 1) los países desarrollados siguen subvencionando sus sectores agrícolas, con un máximo alcanzado en los 80s que ha disminuido; 2) los países en desarrollo han explotado en lugar de subvencionar su sector agrícola, las estimaciones recientes sugieren un subsidio neto con tasas muy inferiores a las de los países ricos, aunque los impuestos y otras cargas han disminuido; y 3) la liberalización de las normas que rigen la inversión extranjera directa, una tendencia que está promoviendo la consolidación del sector privado (venta al por menor, procesamiento y agroindustria) en muchos menos actores globales (Anderson, 2010).

Un punto de inflexión en el abordaje de seguridad alimentaria se encuentra relacionado con la crisis financiera del 2008 o gran recesión, resultante del impacto directo del colapso inmobiliario en Estados Unidos en 2006 que derivó en una crisis alimentaria con el alza de los precios en alimentos a nivel mundial (Lang & Barling, 2012). Está subida de precios se originó por la convergencia de tres factores principales (French et al., 2009):

a) Creciente producción de maíz en Estados Unidos para la elaboración de biocombustibles para el consumo humano, afectando la oferta destinada a la producción de alimentos sobre todo en países que importaban el maíz de esa locación.

b) La reorientación de la producción cerealera de consumo animal para aumentar la producción industrial de carnes, buena parte asociada al incremento de demanda de países asiáticos (China e India), resultante de cambios culturales en torno al estilo de vida y hábitos alimenticios.

c) Los procesos de cambio de la biodiversidad derivados de sistemas agropecuarios industrializados y el estrés hídrico asociado a la irrigación de estos sistemas.

Estos factores modificaron los patrones del paradigma de fomento productivo con énfasis en suministros para atender los problemas de seguridad alimentaria, a un enfoque de sistemas alimentarios asociados a las cuestiones abajo enlistadas y que propician una serie de tensiones (Figura 1) entre los viejos y nuevos paradigmas que orientan los análisis y debate en torno a seguridad y soberanía alimentaria (Lang et al., 2009; Popkin, 2009; Nellemann, 2009; Lawrence et al., 2013):

1. Políticas gubernamentales construidas desde abajo

2. Focalización de ejes de acción en la transición nutrimental en vez de la demanda alimentaria, en particular en países en vías de desarrollo

3. Consideración de los impactos ambientales en la producción, distribución y consumo de alimentos

4. Cambio en los patrones dietarios

5. Cambios entre las relaciones de poder y control sobre los sistemas agroalimentarios entre los intereses gubernamentales y económicos

6. Nuevas formas de gobernanza por parte de los pequeños productores en torno a la cadena de valor

7. Cambio en la cultura alimentaria tradicionalmente reglamentaria a un consumidor impulsado por la elección

El abordaje de los sistemas agroalimentarios se ha llevado a cabo desde diversos marcos conceptuales. Entre esta diversidad destaca, como elemento común, la importancia de utilizar el enfoque sistémico como eje orientador para su estudio. A continuación, se describen los principales marcos de aproximación, sus características y alcances:

Autores

Generalidades

Particularidades

TEEBAgriFood33

Marco para evaluar los sistemas agroalimentarios a partir de la cuantificación de flujos y reservas de carácter socio-ecológico que permanecen invisibles en las mediciones convencionales que se centran en los aspectos productivos.

Se basa en la valoración de flujos de las reservas de cuatro formas de capitales: natural, humano, social y producido.

  1. Se basa en tres principios: 1) universalidad, lo que da la posibilidad de su aplicación en cualquier contexto geográfico y con multiplicidad de actores; 2) exhaustividad, pues considera una amplia gama de repercusiones y beneficios a lo largo de la cadena agroalimentaria, lo que implica la evaluación de flujos sociales, económicos y ambientales y; 3) exclusividad, que refiere a su carácter plural para la admisión de diversos enfoques

  2. Los capitales naturales son los recursos biofísicos; el humano son los conocimientos; el social son las redes, normas y formas de cooperación; producido es lo financiero y activos producidos

  3. Tiene una naturaleza fundamentalmente económica

Ericksen (2008)

Marco que “permite identificar puntos de entrada para cambiar resultados indeseables, a través del análisis de impulsores y actividades que han resultado en esos resultados”.

Considera la relación entre actividades y actores, retroalimentaciones con factores, procesos e impulsores.

  1.  Considera cuatro actividades clave del sistema alimentario: producción, procesamiento y empacado, distribución y venta, y 4) consumo

  2. Las salidas del marco son la seguridad alimentaria (disponibilidad, acceso y utilización de los alimentos); bienestar social (ingreso, empleo, bienestar, capital social, político y humano) y capital ambiental (stock y estado de los ecosistemas, servicios ambientales y acceso al capital natural)

  3. Cada uno de estos componentes es una salida por sí misma del marco

Ingram (2011)

Aplicación del marco de Ericksen y sus colaboradores, para mejorar la comprensión de la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios en el contexto de cambio ambiental global.

a) Las salidas de seguridad alimentaria ayudan a identificar puntos de vulnerabilidad del sistema alimentario y respuestas de adaptación a partir de intervenciones técnicas de producción, almacenamiento, procesamiento y empacado para reducir mermas y desperdicio

 

La dieta dependerá del comportamiento de los consumidores, quienes toman las decisiones y eligen los alimentos que adquieren, influenciados por las preferencias personales, motores socioculturales, demográficos y político-económicos. Por ello, las compras, preparación almacenamiento y consumo varían en diferentes lugares del país, incluso entre personas de esta familia (HLPE, 2017). A su vez, todos estos comportamientos están determinados por los entornos alimentarios a los que se expone el consumidor, es decir, los ambientes, oportunidades y aspectos físicos, económicos, políticos y socioculturales que condicionan las preferencias y elecciones alimentarias, al igual que su estado nutricional. Los elementos principales que influyen en estas elecciones son el acceso físico, asequibilidad, promoción, publicidad e información a los alimentos, así como calidad e inocuidad de los alimentos.

Este entorno alimentario tiene puntos de entrada (espacios físicos para la obtención de alimentos), que permiten el acceso de los consumidores (proximidad), y los determinantes personales de la elección de alimentos (asequibilidad o ingresos, educación, valores, aptitudes). Tienen, además, influencia en las normas (políticas, sociales y culturales), la promoción (publicidad e información disponible de los alimentos) y la calidad e inocuidad de los alimentos. Un entorno alimentario mejorado, contra un desierto alimentario, permite a los consumidores adquirir y consumir alimentos más nutritivos y saludables (HLPE, 2017).

Los elementos de comportamiento de los consumidores y el entorno alimentario impactan directamente con las cadenas de suministro de alimentos, ya que las decisiones por los consumidores influyen en la producción y procesamiento de alimentos afectando las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria, y el valor nutricional de los alimentos que se producen (HLPE, 2017).

Las cadenas de suministro pueden mejorar el valor nutricional de los alimentos aumentando el acceso a macro y micronutrientes, así como reduciendo la elaboración de alimentos ultraprocesados que se relacionan con las enfermedades crónicas no transmisibles como sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer (HLPE, 2017).

Los sistemas agroalimentarios sostenibles dan pie a la elección de alimentos con valor nutricional, apoyan la seguridad alimentaria y salud para todos, más aún, en aquellos grupos vulnerables con requerimientos específicos (niños, adolescentes, embarazadas, lactantes, personas de tercera edad y con alguna enfermedad en particular), o con marginación, quienes tienen menos control sobre la elección de sus alimentos, debido al nivel de pobreza o pueblos indígenas (HLPE, 2017). Los sistemas agroalimentarios sostenibles, que además protejan la biodiversidad y ecosistemas, sean culturalmente aceptadas, accesibles, asequibles, adecuadas nutricionalmente, inocuas y saludables; con beneficio tanto para las personas como para el planeta (LANCET, 2018).

 

Referencias

Anderson, K. (2010). Globalization's effects on world agricultural trade, 1960–2050. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 365(1554), 3007-3021.

Comisión EAT-Lancet (2018). Resumen adaptado de la Comisión Alimentos en El Antropoceno: la Comisión EAT-Lancet sobre dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles.

Ericksen, P. J. (2008a). Conceptualizing food systems for global environmental change research. Global environmental change, 18(1), 234-245.

Ericksen, P. J. (2008b). What is the vulnerability of a food system to global environmental change?. Ecology and Society, 13(2).

French, S., Leyshon, A., & Thrift, N. (2009). A very geographical crisis: the making and breaking of the 2007–2008 financial crisis. Cambridge Journal of Regions, Economy and Society, 2(2), 287-302.

HLPE. 2017. La nutrición y los sistemas alimentarios. Un informe del Grupo de alto nivel de expertos en seguridad alimentaria y nutrición del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, Roma.

Ingram, J. (2011). A food systems approach to researching food security and its interactions with global environmental change. Food Sec. 3:417–431. DOI 10.1007/s12571-011-0149-9

La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB) (2018). Midiendo lo que importa en la agricultura y los sistemas alimentarios: síntesis de los resultados y recomendaciones del Informe sobre los Fundamentos Científicos y Económicos de la iniciativa TEEB para la Agricultura y la Alimentación. Ginebra: ONU Medio Ambiente.

Lang, T., & Barling, D. (2012). Food security and food sustainability: reformulating the debate. The Geographical Journal, 178(4), 313-326.

Lang, T., Barling, D., & Caraher, M. (2009). Food policy: integrating health, environment and society. OUP Oxford.

Lawrence, G., Lyons, K., & Wallington, T. (2013). Food security, nutrition and sustainability. Earthscan.

Malassis, L., 1979: Economie agro-alimentaire I. Economie de la consommation et de la production agro-alimentaire, Paris. E. Cujas. 437 p.

Mauleón, J. R. (2004). El Sistema Alimentario como área de estudio para la Sociología. In VI Congreso Vasco de Sociología. Bilbao, February (pp. 26-28).

Nellemann, C. (Ed.). (2009). The environmental food crisis: the environment's role in averting future food crises: a UNEP rapid response assessment. UNEP/Earthprint.

Popkin, B. M. (2009). The world is fat: the fads, trends, policies, and products that are fattening the human race. Penguin.